La cabeza

Era una cabeza muy bonita. Sí, bonita. No linda. Eso sería poco, era llamativa y con muchas vueltas. (aunque tampoco era bella…a veces le parecía darse cuenta de ello, pero prefería no ahondar en el tema)

Era bonita sí, casi elaborada. Es decir, tenía volados y curvas, adornos y detalles como de pastelería. Era de colores cambiantes, pero siempre monocromáticos, distintos matices pero dentro de la misma gama, solía decir que podía incluir todos los colores pero, en realidad, le daba miedo.

No le gustaba la idea de que algún otro color pudiese desteñir y terminar manchando el suyo. Eso le hubiese quitado fuerza.

Aunque claro, lo importante no es eso, lo que hay que resaltar es lo bonita que era…. Con esas curvas tan elaboradas, y esos balcones donde se asomaban las ideas… daba gusto verlas expuestas ahí. Daban ganas de aplaudir. Realmente era una cabeza muy bonita.

A veces, hasta se imaginaba que tenía un cuerpo. Qué increíble hubiese sido! A cuantos lugares habría llegado! Qué horizontes habría conquistado!

Pero no importaba. Era una cabeza muy bonita y para atraer las miradas no  hacía falta más que eso.

5 comentarios en “La cabeza”

  1. ¡Me encantó! Llegar al absurdo desde lo sencillo para sentir cuán fragmentados solemos vivir (o mejor «sobrevivir»). ¡Gracias por compartir tus producciones, Indiana!

  2. Hola Indiana. Me encantó como paradójicamente hablando de la cabeza, se puede volar y no sé si puede sentir. Pero sin soñar no se puede realizar. Besos

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